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La Nota Corta: “Hablar con autoridad”

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Redactada el sábado 28 de marzo de 2009.

Publicada en la Red el lunes 30 de marzo de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

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UNA DE LAS CAUSAS POR LAS CUALES EL MUNDO NOS OBSERVA con desconfianza y hasta con cierta ironía y sorna, es la relacionada con nuestra doble moral, con la falta de autoridad con la que hablamos, actuamos y pensamos. No somos auténticos cristianos y mucho menos personas que se involucran con los problemas de la sociedad. Nos creemos terrenos aislados, compartimientos estancos desvinculados del entorno social, de la vida en común y de la humanidad. A propósito, y algunas veces por ignorancia, olvidamos que somos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y el tope de la creación de nuestro Señor. En la palabra de Dios, Jesús siempre habla con autoridad, autoridad que es capaz de resucitar a un muerto, sanar a un paralítico, hacer ver a un ciego, sanar a una hemorroisa, expulsar demonios y cualquier otro acto o milagro inimaginable. Así es el gran poder de Dios. Y ese poder, esa autoridad, también reside en nosotros, porque somos santos y porque el propio Jesús así se lo manifestó a sus discípulos. Nuestra palabra, al igual que la palabra del Señor, tiene poder. Lo que ocurre es que a veces le damos más importancia a las técnicas humanas que a nuestra propia fe y por ello los resultados no son siempre los que se desean. De allí que en algunos casos seamos el hazmerreír, con la agravante de que sometemos al entredicho la Palabra de Dios y su gran poder. Desconfiamos frecuentemente de la enseñanza que Dios nos legó por intermedio de sus profetas en el Viejo Testamento y las excelsas y sublimes contenidas en el Nuevo Testamento, procedentes del mismísimo Dios en la persona de Jesús. A tales efectos resulta de gran pertinencia traer a colación las palabras del Papa Pablo Sexto quien nos recuerda en su exhortación sobre la evangelización del mundo contemporáneo: «Tácitamente o a gritos pero siempre con fuerza se nos pregunta: ¿creen verdaderamente en lo que anuncian? ¿Viven en lo que creen? ¿Predican lo que viven? Hoy más que nunca el testimonio de la vida se ha convertido en una condición esencial con vistas a una eficacia real de la predicación. Sin andar con rodeos, podemos decir que en cierta medida nos hacemos responsables del evangelio que proclamamos» (números 76, siguientes).

No se trata entonces de referirnos al texto bíblico o a la palabra de Dios como un manantial de fuerza, de poder, de gracia, de misericordia, de piedad y de milagros. De lo que se trata realmente es de nuestra forma de conducirnos y de actuar en la sociedad. ¿Hasta qué punto somos auténticos cristianos atribuidos de la autoridad con la cual Cristo nos enseñó y delegó en nosotros tan extraordinaria facultad y poder? Se trata de nuestra ninguna o poca fidelidad o lealtad hacia el Señor y su palabra. Nuestros rasgos carnales y la debilidad de esa carne nos lleva a dudar de la fuerza, del poder, de la magnificencia, de la verdad y del extraordinario amor con el cual Dios se ha manifestado no solamente en obras, sino también en la persona del verbo encarnado, de su hijo amado: nuestro buen Jesús.

Es triste ver como depreciamos nuestra vida en asuntos banales, triviales, sin importancia y preñados de vacíos e insustancialidades. Todavía no nos hemos dado cuenta que Jesús vino para que construyamos el reino del amor a través del perdón, de nuestro sacrificio por el prójimo, por el poder de la autoridad que él representa y que nosotros estamos obligados a extenderla con nuestras iniciativas, con nuestra fe inquebrantable en su palabra, en su amor, en su fidelidad y en recordar siempre que Dios no miente y que siempre cumple lo que promete. En nuestras relaciones interpersonales debemos tener siempre presente que somos hijos de Dios y que como tal ha de ser nuestro comportamiento, nuestro proceder y nuestra actitud. De otro modo comprometemos peligrosamente de la fe de los demás e igualmente la firmeza, veracidad e imperatividad de los mandatos, preceptos y enseñanzas contenidas en la Santa Biblia. No queramos pasar a la historia de nuestro ciclo vital como desertores o traidores del Señor.

En conclusión se nos pide y se nos exige que hablemos con la autoridad que el Señor nos legó. Es demasiado trascendente e importante la misión que nosotros tenemos en la edificación del reino de Dios. En razón de ello debemos comportarnos de manera honesta, decente y cumplidora, no solamente de las obligaciones sociales, legales y terrenales, sino también subordinarnos a la preceptiva, designios, enseñanzas y mandatos expresados en el texto sagrado por boca de los profetas enviados por Dios y por la boca del mismísimo Jesús, el Verbo Encarnado, el Mesías, el Hijo amado de nuestro Señor.

Asumir el compromiso de ser cristiano va unido a la circunstancia de hablar con autoridad donde quiera que vayamos, y la tarjeta de presentación de la autoridad con la cual debemos proceder es la Palabra de Dios. No temamos cuando nos involucremos en las causas justas y en las cuales podemos arriesgar incluso nuestra propia vida. Es preferible mil veces que nos recuerden por haber muerto cuando interveníamos a favor del débil, del desprotegido o de una causa noble, que haber muerto cometiendo un hecho ilícito, haber abusado de nuestro prójimo, o haber cometido un pecado mortal. Tuya es la decisión, por lo tanto también tu futuro. ¡Ánimo! ¡Gozo! ¡Alegría!

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Vídeo Reflexivo: “Sanación del hijo del funcionario”.

Grabado el jueves 19 de marzo de 2009.

Trasladado a la red el jueves 26 de marzo de 2009.

Comentario de Mervy Enrique González Fuenmayor

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

CON MUCHA FRECUENCIA OLVIDAMOS que la palabra de Dios tiene poder y que si nosotros confiáramos más allá de cualquier duda en esta gran verdad, todos nuestros problemas resultarían resueltos, o en el peor de los casos minimizados, todo conforme al proyecto de salvación que Dios tiene particularmente para cada uno de nosotros. En el episodio bíblico que se narra en este vídeo, relacionado con la sanación del hijo del funcionario real, con marcada nitidez resalta la humildad y la fe con la cual este funcionario le pide a Jesús que sane a su hijo que está muriendo, y por otra parte destaca el gran poder del Hijo de Dios cuando le dice “ponte en camino, que tu hijo vive”. El hombre sin añadir más, se pone en camino y logra comprobar que su hijo mejoró en la hora en la que Jesús se lo manifestó. Ojala todos nosotros tengamos esa clase de fe, que no permite que la duda la impacte, la neutralice, la extinga. Es necesario volvernos hacia Dios, para reencontrar la sensatez, la prudencia, la justicia, la verdad, la paz, la alegría, que esta sociedad materialista y en decadencia ha proscrito.

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Vídeo Reflexivo: “Ven y lo verás”.

Grabado el miércoles 4 de marzo de 2009.

Trasladado a la red el lunes 16 de marzo de 2009.

Comentario de Mervy Enrique González Fuenmayor

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

EL CONTENIDO DE ESTE VÍDEO REFLEXIVO se refiere fundamentalmente a algunos aspectos relativos al pasaje bíblico reseñado en el Evangelio según San Juan capítulo 1 verso 45 al 51. En este fragmento de la Escritura Sagrada se observa que Felipe el apóstol se dirigió en busca de Natanael el Israelita, para informarle que ya había encontrado al Mesías. Natanael, al saber que se trataba de Jesús el hijo de José el carpintero, de la ciudad de Nazaret, afirmó: «¿de Nazaret puede salir algo bueno?». Cuando se encontró con Jesús, éste le dijo: «Miren a un israelita de veras, en el que no hay engaño». En este episodio emergen con fuerza dos elementos. El primero de ellos se relaciona con la incredulidad inicial de Natanael y además su prejuicio. Nazaret era una comunidad que no se le conocía por su cultura, por su desarrollo, ni por ningún aporte importante en la región. El otro elemento es la afirmación de Jesús respecto a las cualidades de Natanael, de quien dijo no había engaño, y con esto lo consideró como un hombre auténtico. Las enseñanzas que nos ofrece esta magnífica palabra de Dios son extraordinariamente trascendentes e importantes. De ellas, a los efectos de esta nota, cabe destacar la censurable actitud humana de prejuzgar a las personas sin conocerlas y lo que es peor, emitir juicio partiendo de los dimes y diretes. Del mismo modo es relevante el mensaje hermoso de Jesús cuando advierte y ratifica la autenticidad de la especie humana, que le permitirá a la persona que la posea actuar sin fraudes ni engaños, ni trampas. También se desarrollan en el vídeo reflexivo otros temas que ojalá sean de utilidad para los vídeo videntes. Uno de ellos está vinculado con la necesaria disposición que el ser humano debe tener para buscar a Dios, sin esa actitud es muy difícil encontrarlo. Recuerda que Jesús está siempre a la puerta de nuestro corazón, esperando que tú le abras, para que pueda entronizarse en tu vida, para guiarte, conducirte, protegerte y colmarte con su amor.

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La Nota Corta: “¿Tenemos un Yo sagrado?”

Por Mervy Enrique González Fuenmayor

Miércoles 21 de enero de 2009

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.


despertando


CADA UNO DE NOSOTROS, en algunos momentos de carencias racionales, espirituales y emocionales, hemos dudado de nuestra esencia de santidad, y como consecuencia de ello la negación de nuestro propio yo sagrado y que de manera incuestionable, indiscutible e indubitable ha quedado categóricamente establecido por las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo contenidas en los diferentes Evangelios y diseminadas a lo largo del Nuevo Testamento.

He vuelto a leer algunas de las obras de WAYNE W. DYER y al darme cuenta del giro que le ha dado a sus creencias, tesis y opiniones, he creído prudente —salvaguardando por supuesto nuestros dogmas de fe Cristiana Católica—, someter a la consideración de mis lectores algunas líneas de su libro: «TUS ZONAS SAGRADAS», aspirando que sean de gran utilidad, cuando se hayan leído y asimilado pasándolas por el tamiz de las verdades irrefutables de nuestra profesión de fe Católica. Solamente así se puede justificar o al menos comprender que se le traiga a esta vigía:


“Imagine esta escena si es tan amable. Dos bebés se encuentran en el útero, confinados en las paredes del seno materno, y mantienen una conversación. Para entendernos, a estos gemelos les llamaremos Ego y Espíritu. Espíritu le dice a Ego: —sé que esto va a resultar difícil de aceptar, pero yo creo de verdad en que hay vida después de nacimiento. Ego responde: —no seas ridículo. Mira a tu alrededor. Esto es lo único que hay. ¿Por qué siempre tienes que estar pensando que hay algo más aparte de esta realidad? Acepta tu destino en la vida. Olvídate de todas esas tonterías de vida después de nacimiento.


Espíritu calla durante un rato, pero su voz interior no le permite permanecer en silencio durante más tiempo. —Ego, no te enfades pero tengo algo más que decir. También creo que hay una madre. —¡una madre! —Exclama Ego con una carcajada—. ¿Cómo puedes ser tan absurdo? Nunca has visto una madre. ¿Porque no puedes aceptar que esto es lo único que hay? La idea de una madre es descabellada. Aquí no hay nadie más que tú y yo. Esta es tu realidad. Ahora cógete a ese cordón. Vete a ese rincón y deja de ser tan tonto. Créeme no hay ninguna madre. Espíritu deja, con renuencia la conversación, pero la inquietud puede con él al cabo de poco. —Ego —implora—, por favor, escucha, no rechaces mi idea. De alguna forma, pienso que esas constantes presiones que sentimos los dos, esos movimientos que a veces nos hacen sentir tan incómodos, esa continua recolocación y ese estrechamiento del entorno que parece producirse a medida que crecemos, nos prepara para un lugar de luz deslumbrante, y lo experimentaremos, pronto.


—Ahora sé que estás completamente loco —replica Ego—. Lo único que has conocido es la oscuridad. Nunca has visto la luz. ¿Cómo puedes llegar a tener semejante idea?. Esos movimientos y presiones crecientes son tu realidad, eres un ser individual e independiente. Este es tu viaje. Oscuridad, presiones, una sensación de estrechamiento a tu alrededor constituyen la totalidad de la vida. Tendrás que luchar contra eso mientras vivas, ahora aférrate a tu cordón y por favor, estate quieto. Espíritu se relaja durante un rato, pero el fin no puede contenerse por más tiempo—. Ego, tengo una sola cosa que decir, y luego no volveré a molestarte. —Adelante— responde Ego, impaciente—. Creo que todas estas presiones y toda esta incomodidad no sólo van a llevarnos a una nueva luz celestial, sino que cuando eso suceda la vamos a encontrarnos con la madre cara a cara, y conocer un éxtasis que superará todo lo que hemos experimentado hasta ahora.— Estás realmente loco. Ahora sí que estoy convencido”.



Lo que usted ha leído hasta este momento es la adaptación efectuada por WAYNE W. DYER, de la historia relatada por Henry J. M. NOUWEN, y la intención de aquel es transportar a los lectores a esa resplandeciente luz celestial, para hacérsela conocer, al tiempo que también les motivará y aguzará el conocer la maravilla de que su noble Yo triunfe sobre las demandas de su EGO, que sobre todo no quiere.

WAYNE W. DYER, organizó su libro: «TUS ZONAS SAGRADAS» (Barcelona-España no editorial Grijalbo. 2001. Pág. 13-15) en torno a las siguientes premisas:


1.- Usted es sagrado y con el fin de saberlo debe trascender del viejo sistema de creencias que ha adoptado.


2.- Es un ser divino llamado a conocer su Yo más sublime mediante el dominio de las claves de una conciencia superior.


3.- Su Yo más sublime puede triunfar sobre las identidades de su Ego y convertirse en la fuerza dominante de su vida.


4.- Puede irradiar esta conciencia más allá de sus propios límites y transmitirla a todos los habitantes de nuestro planeta.

Esas premisas configuran los principios de las cuatro partes en que se divide el libro mencionado. Cada capítulo está escrito por el autor con el propósito de ayudarle a conocer esos principios.

Siempre hemos de salvaguardar nuestras opiniones y nuestros principios por encima de los que el referido autor expresa. Ello es y será, puesto que las verdades y dogmas de nuestra fe Cristiana Católica, no dan para más y porque al vivir esta profesión de fe, nuestro Padre Celestial, su hijo amado Jesús, el Espíritu Santo, nuestra virgen madre María, todos los profetas, ángeles y arcángeles, todos los santos y los benditos del señor, sentimos y vivimos una alegría indescriptible, barnizada por la suavidad espiritual y celestial que llena los sentidos y extasía nuestros cimientos. Gracias, Señor, por permitirnos amarte, bendecirte, glorificarte, y postrarnos ante ti para adorarte y reconocerte como único Dios nuestro, en la Santísima Trinidad. De allí que, solamente por la circunstancia del giro que ese autor dio, gracias a la acción esclarecedora y salvífica del Espíritu Santo, lo trajo al redil de la Salvación Eterna. Pero aun así, todavía debe leerse con cierto aseguramiento de nuestros principios de fe, en virtud de que todavía subsisten en él, algunas tremulidades de la carne y de la racionalidad combatientes de las verdades absolutas pronunciadas por el propio Jesús, expresada por algunos profetas y resguardada por nuestra madre y Santa Iglesia Católica. Ruego a Dios que esta Nota Corta sirva para esclarecer y ayudar a nuestros hermanos en el enriquecimiento del conocimiento de Dios y de sus misterios. ¡ÁNIMO! ¡GOZO! ¡ALEGRÍA!

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