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Oración: “Al Sagrado Corazón de Jesús”.

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Tomada de su versión original del viernes 06 de junio de 1997.

Trasladada a la red el domingo 26 de abril de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

(Fragmentos elegidos de la sección: «MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…» que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).

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ORACIÓN —

Te saludamos, corazón admirable de Jesús,

te alabamos, te bendecimos, te glorificamos,

te damos gracias, te ofrecemos nuestro corazón,

te lo entregamos y consagramos, recíbelo y poséelo entero.

Purifícalo, ilumínalo y santifícalo

a fin de que vivas y reines en él, perpetuamente.

Señor nuestro, Jesucristo,

contemplando tu corazón abierto por la lanza,

deseamos completar en nuestra carne

lo que falta de tu pasión.

Danos la valentía de reparar

nuestras propias injusticias

y las de nuestros hermanos.

Queremos hoy reconocer las injusticias

que se cometen en nuestra comunidad

y luchar por la liberación

de todos los hijos de Dios,

en unión con nuestra señora del sagrado corazón,

te rogamos por nosotros pecadores,

para que sepamos salir de nuestros egoísmos

y buscar la felicidad de nuestros hermanos.

Amén y amén.



— APLICACIÓN A NUESTRA VIDA —


CONTEMPLANDO EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, como lo contempló nuestra virgen madre en la cruz con el corazón traspasado por la lanza, se reflexiona en el dolor que sintió nuestro Señor y también su madre, la virgen María. Pero ese dolor se transforma en alegría y gozo cuando resuenan en nuestra memoria las palabras de Jesús: yo bajaré al sepulcro, resucitaré al tercer día y luego ascenderé al cielo, para sentarme a la diestra del padre, para garantizarles la vida eterna, porque nadie va al Padre sino es por mí. Porque Jesús nos dijo: yo soy el camino, soy la verdad y soy la vida. Gracias Jesús, gracias por ofrecernos ese, tu corazón, colmado de una infinita ternura y de una infinita capacidad de amor y de perdón. SEÑOR MÍO, JESUCRISTO, limpio de corazón y pureza para mi alma, una vez más te repito: quiero ser feliz, y tú me dirás: vive como un bienaventurado, pon en práctica el código de vida feliz que yo te he dado. En uno de sus momentos Jesús dice: “felices los que tienen el corazón puro, porque ellos verán a Dios. Felices los que tienen ojos limpios, sólo el que tenga ojos limpios podrá ver todo con mucha claridad”. El apóstol Pablo nos pidió que nos revistiéramos de Ti, evitando satisfacer los deseos la carne, de esa carne que atenta contra el espíritu. Si nos dejamos conducir por tu espíritu de amor no seremos arrastrados a los deseos de la carne. Todo esto me conmueve y atrae a mi inteligencia, aunque a veces mi voluntad se aleja débil e irresoluta. No me doy cuenta de que mi cuerpo está incorporado a Ti y es templo del Espíritu Santo, ¡oh! Sagrado Corazón de Jesús. Si tratamos con respeto a los templos de piedra, no profanándolos, con cuanta mayor razón tenemos que considerar como cosa sagrada a nuestro cuerpo, a nuestro corazón que nos dio nuestro Señor Jesucristo, piedra viva de la construcción, de su reino. ¡Oh! Sagrado Corazón de Jesús, sé que mis pecados de impureza atentan contra mi propio cuerpo y que no me pertenezco a mí mismo. Sé también que el pecado comienza en el interior de mi corazón, aunque no se haya traducido en obra externa. Pero sé también, que por ese sagrado corazón tuyo, señor Jesús, seré colmado también de perdón y de amor, de misericordia y de redención, porque tú lo prometiste y porque tú no incumples lo que prometes. Tú nos dijiste: el que mire una mujer ajena deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Reconozco entonces que tanto mi alma como mi cuerpo han sido comprados por el precio de tu sangre. ¿Que sería de tu corazón traspasado por aquella lanza, señor Jesús? Imagino en este momento el recorrido de tu preciosa sangre, pagando los pecados de toda la Humanidad, los pecados del pasado, los pecados del presente y aun aquellos que vendrán, gracias ¡oh! Sagrado Corazón de Jesús. Por ello, hermano y hermana que me lees, ¿Por qué no tener un corazón puro como el de Jesús? Vamos a enamorarnos profundamente de ese Sagrado Corazón de Jesús, practicando la templanza y la mortificación de nuestros sentidos, siendo prudentes y puros en nuestras palabras, no buscándonos a nosotros mismos sino al hermano, en apertura generosa. ¡Oh! Sagrado Corazón de Jesús, a ti pertenecemos. Señor, quiero ver a tu Padre a través de ti y llenarme de felicidad eterna y plena. ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA!


— NOTA DEL AUTOR —


AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— «DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO». Es decir, nuestro permiso y autorización. El Señor es un caballero, y estará siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y que pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales.

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Vídeo Reflexivo: “Maestro, ¿dónde vives?”.

Grabado el miércoles 4 de marzo de 2009.

Trasladado a la red el domingo 8 de marzo de 2009.

Comentario de Mervy Enrique González Fuenmayor

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

LA INTERROGANTE QUE SIRVE DE TÍTULO al vídeo reflexivo que someto a la consideración vuestra, es de gran importancia no solamente para los cristianos sino también para todo aquel que busca la verdad, la justicia y el paradigma del buen proceder. Esa interrogante se la formularon a Jesús de Nazaret dos de los discípulos de Juan El Bautista, aprovechando la oportunidad en la cual Jesús pasaba muy cerca de donde se encontraba ellos y en el momento en que El Bautista al verlo exclama: «ése es el cordero de Dios». Narra la palabra de Dios que esos discípulos siguieron de cerca a Jesús y cuando le dieron alcance le preguntaron: «maestro, ¿donde vives?» Jesús les respondió “síganme”, ellos obedecieron y Jesús les llevó donde él vivía.

Ahora bien, lo importante no es el lugar donde materialmente Jesús vivía en la época en la que esto ocurrió. Lo que es importante, trascendente y digno de ser conocido, es que Jesús vive y mora en nuestro corazón. Partiendo del dogma de la Santísima Trinidad en el cual Dios es un Dios trino: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonces habrá que concluir que Jesús mora en nosotros, por ser una de las personas de esa santísima Trinidad que integran el Dios único pero trino. En palabras aún más sencillas, nunca estamos solos, pues siempre estamos guardados y protegidos por la presencia de Dios, por lo cual no debemos temer a ningún tipo de adversidad, ni dificultad, ni situación de la que pudiera inclusive verse amenazada nuestra propia vida. Dios vive en y con nosotros. Sus bendiciones, sus ángeles con sus fuerzas, su amor paternal, su amor filial y su amor espiritual nos invaden, nos preservan de la muerte eterna. Por ello debemos ser más fervorosos y fieles cumplidores de los designios de Dios. Realizar y ejecutar las cosas que le agradan a Dios, entre otras amarlo por encima de todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto último es el nuevo mandamiento del amor que Jesús nos trajo. Somos en consecuencia constructores junto con Cristo, sus apóstoles y sus ángeles, responsables en la edificación del nuevo reino del amor, de la justicia y de la verdad. ¿Qué esperamos entonces, para comenzar a entender que poco importa saber dónde vive Jesús, más que comprender que reside en nosotros?

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La Nota Corta: “Pensar positivamente nos hace positivos”

Por Mervy Enrique González Fuenmayor

Redactado el jueves 12 de febrero de 2009.

Publicado en la Red el domingo 15 de febrero de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

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«Todo el mundo sabe la gran influencia que una costumbre ejerce sobre nosotros. Todo lo que hacemos repetidamente se va volviendo cada vez más fácil de hacer y lo iremos haciendo aún sin darnos cuenta. Por eso sí nos acostumbramos a pensar en forma positiva, por ejemplo: recordar los favores que Dios nos ha hablado o la promesa que Él ha hecho de ayudarnos en lo futuro, y su presencia activa en medio de nosotros, etcétera, esos pensamientos se van haciendo una costumbre en nuestro cerebro y llegaremos a ser gente sumamente sana mentalmente».

(LE HAYE, T. y SALESMAN, Eliézer. Cómo alejar la depresión, la tristeza y el mal genio. Santafé de Bogotá, Colombia. Editorial Centro Don Bosco. 1993 p 228).

INVESTIGACIONES REALIZADAS HACE ALGUNOS AÑOS y también las más recientes, arrojan como resultado que el proceso de repetición mental origina una suerte de facilidad para realizar la misma actividad que se ha repetido incesantemente. Lo mismo ocurre con nuestras emociones, pensamientos y actitudes. Si el ser humano se acostumbra a pensar repetitivamente en lo positivo, en lo bueno, en lo benéfico, en lo favorable, en la bondad, en el éxito, en la justicia, en la ética, en la moral, obviamente ese ser humano tendrá mayor oportunidad de ser una persona exitosa, triunfadora, ecuánime, equilibrada y en franca sintonía con Dios y con la sociedad. Por ello los psicólogos y demás especialistas en la materia conductual nos aconsejan a alejarnos de los pensamientos negativos, de los pensamientos vinculados con la hostilidad, la agresividad, la intemperancia o aquello pensamientos derrotistas, pues éstos ejercen una influencia nefasta en las acciones, conductas y modos de proceder de quien es presa de tales pensamientos. A la larga éstos últimos transformarán a esta persona en un fracasado, en un derrotado, en un resentido y finalmente en un cadáver viviente.


«EL PASADO: la sagrada Biblia insiste mucho en recordar hechos animadores del pasado. En el Antiguo Testamento se van repitiendo diez y más veces los hechos portentosos que Dios ha obrado en el pasado en favor de los que le tienen fe. ¿Por que tanta repetidera de los mismos hechos? Porque es necesario que la mente del creyente vaya pensando repetidamente. Lee los sermones de San Pedro y de san Esteban en el Nuevo Testamento y comprueba que estos israelitas gozaban de lo lindo recordando los favores prodigiosos que Dios ha hecho en favor de los que lo siguen, y los andaban contando en todas partes, para que la mente de quien pertenece a la religión, llegue a obtener el hábito de pensar positivamente y con esperanza y alegría. Un profeta dejó escrita esta bella frase: «soy viejo y jamás he visto a uno que haya confiado en Dios y que esté abandonado por Él». Noticias como ésta, pasadas repetidamente por el cerebro, van formando la costumbre de pensar en positivo y como optimismo y no en negativo o con pesimismo».


EL PRESENTE: El nombre de Dios en la Biblia: YAHVEH, significa «EL QUE ESTÁ PRESENTE» (Éxodo 3,14). La seguridad de esta presencia activa de un ser tan poderoso y que tanto nos ama, nos debe llenar de ánimo y de entusiasmo en el momento presente. No vamos por la tierra, solitarios y abandonados. Dios nos acompaña como la luz y el aire: siempre presente pero sin que notemos muchas veces su presencia, y sin molestarnos ni amargarnos la vida, ni asustarnos. Como el aire y la luz: llenándonos de vida y de vigor, pero sin hacer molesta su presencia.

Observemos como hasta el propio nombre de Dios implica presencia, presencia activa, presencia viva. De allí que los cristianos afirmemos que nunca estamos solos. Dios siempre está y estará presente con todos nosotros hasta el final de los tiempos. Él nos lo comunicó. Jesús su hijo y Dios encarnado lo ratificó. No tengamos miedo. Algunas sectas protestantes pretenden imponer a Dios, su doctrina, su misericordia, su verdad, su justicia, su piedad, su amor por nosotros, a través del temor, a través de un Dios vengativo, torturador, castigador, inclemente, insensible y carente de perdón. Dios está presente con nosotros y son muchas más las veces que ni siquiera nos enteramos que DIOS nos ha acompañado y lo seguirá haciendo durante toda nuestra existencia. Dios es un caballero, cortés, educado, no quiere molestarte , no quiere enfadarte, no quiere causarte ningún tipo de molestia y por ello prefiere, porque además así lo prometió, que tu le llames, que tu le pidas el favor de ayudarte, de auxiliarte, de encargarse de tus asuntos y de enseñarte a vivir una vida tranquila, serena y llena de paz. Él presente es así. Vívelo con la seguridad de que si tú piensas positivamente de manera frecuente, eso que pensabas en el pasado de manera repetitiva, constante y frecuente se realizará en el presente. Particularmente yo tengo un testimonio sobre ello. Todo cuanto el Señor me ha regalado hasta el día de hoy, estuvo inicialmente en forma de idea o pensamiento en mi mente. Soñaba con lo que visualizaba mi mente. Y como dice la palabra en algunas veces actuaba como que si ya lo fuese o tuviese, por ejemplo, siempre quise obtener el título de abogado, de allí que era tan fuerte mi visualización y mi deseo que actuaba como tal en mi salón de clases, en el momento de dirimir las controversias, en el barrio donde nací y crecí, cuando voluntariamente me ofrecía para solucionar los conflictos entre mis vecinos etcétera. De manera que si tú piensas repetitivamente en algo y orientas tu deseo y conducta hacia ese algo, este se convertirá en realidad. Por ello no es conveniente, ni útil, ni recomendable, albergar pensamientos negativos, de odio, de fracaso, de pesimismo, por cuanto corremos el riesgo de que al volverse realidad nos convirtamos en personas fracasadas, resentidas, egoístas, derrotadas, cargadas de odio, en fin, perdedores en este hermoso mundo pronto. Debes soñar siempre, soñar despierto es tener esperanzas, expectativas, deseos de triunfar, de crecer, de ser alguien, de llegar a la cima, de ser útil a la sociedad.

“EL FUTURO: Si nuestro señor ha dicho varias veces en la sagrada Biblia: «YO NUNCA TE ABANDONARÉ» , y si nos repite las palabras que el profeta Zacarías dijo al morir: «DIOS NO ABANDONA AL QUE NO LO ABANDONA A ÉL». Podemos repetir con el salmista: «aunque mi padre y mi madre me abandonen, mi Dios nunca me abandonará» (salmo 27,10). Entonces ¿por qué no llenarse de pensamientos alegres y entusiastas acerca del futuro? Estos pensamientos optimistas que acabamos de recordar acerca del pasado, del presente y del futuro irán reemplazando poco a poco a los pensamientos pesimistas y tristes y llegaremos a adquirir el hábito o costumbre de pensar positivamente. Por eso es que la costumbre de leer cada semana (y ojalá cada día, si fuera posible, pero sino, al menos cada semana) una página de nuestra santa Biblia, es enriquecer maravillosamente la mente e irse llenando de pensamientos e ideas que alejan la depresión y atraen la alegre esperanza y el entusiasmo. Hagamos el ensayo y veremos que si, es así. Otros lo han hecho y se sienten muy contentos de esta experiencia. ¿Por qué no hacerla también nosotros? ¡Manos a la obra! ¡Desde hoy mismo!


El bellísimo salmo primero anuncia: «quien medita en la ley del señor cada día, será como un árbol plantado junto a una fuente de agua, el cual produce buenos frutos a su tiempo y sus hojas no se marchitan aunque lleguen los terribles calores, y lo que hace le resulta bien». Esta es una promesa infalible del mismo Dios, que nunca jamás puede dejarse de cumplir, pues Jesucristo prometió que primero se acabarán los cielos y la tierra antes de que una promesa de nuestro señor en su libro santo deje de cumplirse exactamente.

Qué tal que alguien que está leyendo este artículo se propusiera conseguir el bello libro intitulado «LOS SALMOS EXPLICADOS POR ELIEZER SALESMAN», y leyera siquiera un salmo cada día. (La lectura de un salmo no gasta sino tres minutos. Y el día tiene 1440 minutos. Nos quedan todavía 1437 minutos para dedicarnos a todo lo demás). Puede tener la más absoluta seguridad de que la lectura de los salmos le va a llenar su alma de tal cantidad de pensamientos esperanzadores y entusiasmantes acerca del futuro, y de tantos recuerdos animadores acerca del pasado y de tanta paz en el presente, que no podrá menos que repetir lo que han dicho millones de personas en 30 siglos «¿por qué será que la lectura de un salmo me llena de tanta paz? Estos salmos parecen redactados expresamente para mi y para mi situación» Si, esa es la verdad y no otra: «estos salmos de la Biblia los mandó redactar Dios pensando en usted, en sus situaciones y en sus angustias, y hasta en sus pecados y proyectos. En usted pensaba Dios cuando los fue dictando a los profetas que los escribieron.

Pero y si usted nunca lee un salmo. ¿Entonces para que trabajó el espíritu santo haciéndolos redactar, si a usted no se le da la bendita gana de leerlos? No deje de refrescar de vez en cuando la mente con esos mensajes tan consoladores venidos del mismo cielo. Es para su bien y su alegría. Y no olviden nunca: su gran amigo Dios, no ha muerto, ni siquiera está enfermo. Entonces ¿para qué vivir con tantos afanes como si nadie le fuera ayudar a usted?».

(LE HAYE, T. y SALESMAN, Eliézer. Cómo alejar la depresión, la tristeza y el mal genio. Ob. Cit. pp 229-231).

Queda entonces plenamente demostrado que racional, espiritual y científicamente nos conviene habituarnos a pensar de manera positiva, a entrenar nuestra mente y nuestro corazón en los hábitos del bien pensar, de los pensamientos positivos, de las representaciones saludables, benéficas y exitosas. Dios está contigo, sabe de tus necesidades, pero requiere también de que tu coloques la mano en el arado y sin mirar hacia atrás adelante con la obra ¡ÁNIMO! ¡GOZO! ¡ALEGRÍA!

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Oración: “Derrama tu Espíritu sobre mí”.

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Tomada de su versión original del lunes 28 de julio de 1997.

Trasladada a la red el lunes 02 de febrero de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

(Fragmentos elegidos de la sección: «MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…» que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).


Derrama tu Espiritu sobre mi


ORACIÓN —

Tú eres Dios con nosotros

cordero consagrado y tierno.

Tu sangre limpia de pecado

el corazón del hombre viejo.

Derrama sobre mí tu Espíritu

y préndeme en tu fuego.

Cambia mi corazón de piedra

y hazlo sencillamente bueno.

Tú eres mi vino mejor.

He gustado muchos vinos,

todos tienen su sabor.

Hoy me quedo con el tuyo,

por añejo en el amor.

En la boda de mis labios,

Tú eres mi vino mejor.

Eres el templo vivo de Dios.

La gracia del Espíritu

te hizo templo del barro pobre.

Los hombres vieron sólo

carne en el hijo del hombre.

Nadie intuyó la gloria

que Dios celaba con tu nombre.

Hoy te bendigo padre Dios,

por el Hijo del Hombre.

Eres mi Señor.

Con salmo de alborada

despierta el día en tu honor.

Tu nombre es plenitud de vida

y fuente de ilusión.

Eres Dios joven

en primavera eterna de creación.

Con esta confesión de fe

de nuevo te proclamó mi Señor.

Amén y amén.



— APLICACIÓN A NUESTRA VIDA —


CUANDO ESTAMOS EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR y por su misericordia se nos permite entablar con Él una conversación, un remanso de paz, de sosiego, de alegría y de tranquilidad penetra todo nuestro cuerpo, nuestro ser, nuestra mente y nuestro espíritu. ¡Gracias, Señor Jesús!, porque siempre estás aquí para escucharnos con los brazos extendidos, para ofrecernos esa palmadita, ese abrazo amoroso, ese abrazo de misericordia, de piedad, de perdón, pero también un abrazo de estímulo para seguir viviendo conforme a tu Palabra y a tus designios. Pero esta vida que el Señor nos ha regalado, también tiene sus dificultades, sus penas y adversidades. Por ello, en este momento, hermano y hermana que me les, vamos a glorificar al Señor y a santificarle, y al tiempo pedirle que nos dé templanza en nuestra alma, en todo nuestro cuerpo. Señor, Dios de la felicidad, tú haces felices a los de temple, a los que moderan sus pasiones y apetitos, cultivándolos con sobria discreción y sujetándoles a la razón. Yo quiero ser feliz, hazme de temple en mi alma, para que pueda ser sobrio en mi cuerpo. ¡Cuántas cosas nos dice tu Palabra al respecto! Venció tu hijo la tentación diciéndonos que no sólo de pan vive el hombre. Sé muy bien, además, que pertenezco a Jesús, Señor, y si esto es real, debo entonces crucificar mi carne con sus pasiones y malos deseos. Yo amo mi cuerpo, Señor, es obra tuya. Sin embargo debo someterlo para no quedar descalificado en la prueba y en la lucha. Sé muy bien que no puedo quedarme dormido, si en verdad quiero librar el buen combate. Debo entonces permanecer despierto, ser sobrio y vigilar. Dios mío, sé que como hijo obediente a tu Espíritu no debo contristarlo procediendo con los malos deseos que el hombre tenía antes de conocer a tu Hijo Jesús. Ahora todo ha cambiado, ya nada es como antes, cuando vivíamos en la ignorancia, ahora debemos estar alertas contra la tentación, porque el mal, nuestro enemigo, ronda como el león rugiente buscando a quién devorar. Así nos lo dice Pedro, apóstol de tu Hijo: “Yo no quiero ser devorado”. Dame la templanza y la tranquilidad de espíritu, acrecienta la riqueza de mi Yo, pero sin egoísmo. Señor, hazme casto y sobrio, humilde y estudioso, refrena mis intemperancias, mi lujuria, mi gula, desenfreno, orgullo, cólera y mala curiosidad. ¡Dame todo lo que tu hijo tuvo para ser como él fue! ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA!



— NOTA DEL AUTOR —


AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— «DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO». Es decir, nuestro permiso y autorización. El Señor es un caballero, y estará siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y que pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales.

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