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Posts Tagged ‘Hijo’


Oración: “Aquí estoy, Señor. Envíame”.

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Tomada de su versión original del jueves 05 de junio de 1997.

Trasladada a la red el domingo 26 de abril de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

(Fragmentos elegidos de la sección: «MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…» que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).

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ORACIÓN —


¿Dónde está mi luz?

Me invitas a ser luz,

mientras levanta el sol su fuego.

Qué claro queda el día.

Qué concretas se ven las cosas.

La luz es la belleza del planeta

y el gozo de la creación.

Prende mi corazón en ti, Señor,

y hazme ser alegría de la tierra.

Es mañana de luz,

la tierra se abre al sol.

Siembra en mi corazón

el grano de tu Palabra

¡Oh! Sembrador

y hazme semilla de tu reino

sembrada con amor.

Aquí estoy, envíame.

Ya se anuncia el sol sobre la noche

y alegra el rostro de la tierra.

Su paso es Evangelio de alegría,

sembrado con besos de cariño.

Señor, mírame y llámame,

quiero ser Evangelio de esperanza,

semilla de tu Pascua

y luz de un nuevo amanecer.

Te seguiré, Señor, aunque me censuren,

me ofendan y critiquen.

¡Qué difícil ser profeta en tierra propia, Señor!

¡Qué difícil entre hermanos ser palabra de tu amor!

Cuando los ojos se cierran,

imposible es ver el sol.

Jesús: dame en este día ser testigo de tu voz.

Amén y amén.


— APLICACIÓN A NUESTRA VIDA —


HEMOS CONVERSADO CON EL SEÑOR. Hemos sostenido con Él un diálogo. Con Él hemos conversado acerca de lo difícil que es ver la verdad, cuando cerramos nuestros ojos. Hemos conversado acerca de lo que es ser soldado de Cristo, ser profeta en la tierra que nos vio nacer. La historia sagrada está preñada de ejemplos, de todos aquellos que siendo profetas en su tierra, cargaron con la responsabilidad, el estigma y la consecuencia de perder hasta la vida por llevar el mensaje del Señor. Pero en la mañana de hoy, conversando con nuestro Señor, hemos aprendido que Él nos ha dicho que Él es la luz, que Él es el camino, que de Él es el reino. Y cuando se camina en la luz no se siente miedo a la oscuridad, pues la luz disipa las tinieblas. Y la fuerza del Señor, que es la fuerza de su luz, de su gracia y de su santidad, nos acompaña todos los días de nuestra vida, hasta el final de los tiempos. Por esa razón en este amanecer vamos a tomar la decisión, amigo y amiga que me lees, de comprometernos a llevar la Palabra del Señor, sin importar la actividad que tú realices, por muy sencilla que ésta sea, no hay excusa alguna que argumentar para no poder llevar la Palabra del Señor a quien no lo conoce o a aquellas personas que conociéndolo han cerrado sus ojos para no ver la luz. En esta mañana debemos prometer sinceramente que vamos a tener una transformación en nuestra vida, que vamos a tomar la decisión de transformar igualmente y de cambiar nuestra forma de conducirnos, nuestras actitudes frente a la vida, para ser más solidario con el desprotegido, con el humilde , para dedicarnos a nuestras actividades con amor, en la seguridad de que el Señor nos acompaña siempre y de que en la adversidad o dificultad de nuestra vida, el Señor está siempre con nosotros, para extendernos sus brazos y decirnos: “hijo mío, yo estoy contigo”. Solamente se requiere que tú le digas al Señor: “Señor Jesús, en este momento, yo abro las puertas de mi mente, de mi corazón, de mi espíritu, para que Tú te entronices en él, para que Tú te enseñorees en mi vida y pueda yo ser tu instrumento llevando una vida honrada, una vida productiva, desde el punto de vista material y espiritual, para que pueda ser solidario con los desprotegidos de esta tierra, para que me des discernimiento y poder determinar lo bueno y diferenciarlo de lo malo”. Por eso, Señor Dios, te decimos en este momento, “Concédenos serenidad para aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar, concédenos valor para tener la fuerza suficiente de cambiar aquellas cosas que podemos, concédenos sabiduría para poder diferenciar entre las cosas que debemos aceptar y aquellas cosas que debemos cambiar”. ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA!


— NOTA DEL AUTOR —


AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— «DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO». Es decir, nuestro permiso y autorización. El Señor es un caballero, y estará siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y que pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales.

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Oración: “Amor cristiano”.

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Tomada de su versión original del miércoles 23 de julio de 1997.

Trasladada a la red el lunes 13 de abril de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

(Fragmentos elegidos de la sección: «MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…» que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).

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ORACIÓN —

Dios mío, nuestro Padre y nuestro Señor Jesús,

allanen nuestro camino hacia vosotros

y que se nos haga crecer en el amor,

hasta desbordar de los unos hacia los otros,

y hacia todo lo demás.

Ese sentimiento como lo es el amor

y que nosotros os tenemos,

que haga firmes nuestros corazones,

santos e irreprochables ante Dios,

nuestro Padre,

para la venida de nuestro Señor Jesucristo

con todo su pueblo santo.

Es el amor que tenemos por el señor Jesús.

A ti señor te ofrecemos nuestra humildad

y nuestras carencias.

Enséñanos a crecer en el amor

que tú nos enseñaste, ¡oh! buen Jesús,

para traducir con hechos la conducta

que tú deseas que tengamos,

para agradarte, para glorificarte y santificarte.

Amén y amén.



— APLICACIÓN A NUESTRA VIDA —



EN ESTA HERMOSA CONVERSACIÓN CON EL SEÑOR debemos recordar a San Pablo, quien en la primera carta a Tesalonicenses en su capítulo 3, versos 11 al 13, desea un nuevo encuentro con sus fieles y que éstos crezcan en el amor mutuo y en la firmeza. Es como un augurio o petición indirecta y sorprendentemente se dirige a Dios, Dios Padre y al Señor Jesús al mismo tiempo. El amor efectivo de los unos hacia los otros y de todos hacia los demás, es lo que realmente hace el ser cristiano. Crecer en el amor es condición indispensable para que el amor no muera. No es para obra del Hombre, es la fuerza del amor infinito, sentido y conocido, que al revelarse en Cristo le da la firmeza al cristiano. El amor es el documento de identidad para el momento del juicio, que lo pondrá todo en claro. En el amor a los demás, se está uno decidiendo ante lo último, ante la meta de la vida cristiana. Mientras el amor no desborde, no se está preparado para llegar, ni se está siquiera de cara hacia la meta, y de ello depende la propia realización o salvación. ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA!



— NOTA DEL AUTOR —


AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— «DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO». Es decir, nuestro permiso y autorización. El Señor es un caballero, y estará siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y que pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales.

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Vídeo Reflexivo: “Creer sinceramente en Dios”.

Grabado el miércoles 4 de marzo de 2009.

Trasladado a la red el jueves 26 de marzo de 2009.

Comentario de Mervy Enrique González Fuenmayor

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

LA PALABRA DE DIOS NOS REITERA que el Señor Jesús le dijo a sus discípulos que todo aquel que en Él crea tendrá Vida Eterna. Esta gran verdad, este regalo inmerecido que Dios nos hizo, no obstante nuestra desobediencia y transgresión, pareciese resultar una tarea muy fácil. Lo cierto es que los hechos y las situaciones que ocurren en la vida cotidiana muestran otras realidades: EL CULTO A SECTAS SATÁNICAS, PRÁCTICAS DE OCULTISMO, EL ESPIRITISMO, EL ESOTERISMO, LA CÁBALA, LA CIENTOLOGÍA, LA CREACIÓN DE IGLESIAS PARTICULARES, EL ROSACRUCISMO, EL ATEÍSMO, THE NEW AGE Y OTRA FORMAS DE NEGACIÓN DE DIOS Y SUS MANDATOS. La pregunta que debemos formularnos es ¿Cuál ha sido nuestra posición y proceder respecto de estos cultos y creencias? ¿Estamos dispuestos a volver a nuestra Iglesia Católica para reconciliarnos con Dios y ejercer nuestra fe dentro de la única y universal Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo?

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Vídeo Reflexivo: “Él nos envió a su Hijo”.

Grabado el miércoles 4 de marzo de 2009.

Trasladado a la red el martes 24 de marzo de 2009.

Comentario de Mervy Enrique González Fuenmayor

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envío a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por El. El que cree en El no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios. (Juan 3, 16-18).

Cuando los primeros seres humanos optaron por el pecado, perdieron la gracia de Dios. Las demás generaciones que venimos después heredamos esa «contaminación» producto del pecado de nuestros primeros padres.

Dios no esperó a que nosotros recurriéramos a Él para pedir la salvación: Él mismo tomó la iniciativa y puso en marcha un Plan de Salvación apenas Adán y Eva se fueron del Paraíso. Este Plan de Salvación tuvo su momento culmen con la aparición de Nuestro Señor Jesucristo en la historia de la humanidad para recrear la relación Dios – ser humano y, con su Muerte y Resurrección, reabrir las puertas del Cielo para la humanidad entera.

Dios sigue respetando la libertad de cada uno de nosotros y es por eso que está en uno creer o no en Él. Mas el Evangelista, en la lectura que nuestra Madre Iglesia dispone para el día de hoy, determina la imperiosa necesidad de creer en Jesús para acceder a la Vida Eterna que solo está en Dios.

Hay que aclarar que no basta decir «creo en Dios». Creer en Dios implica necesariamente adherir a su mensaje y ponerlo en práctica en el día a día. Es una tremenda incoherencia decir que uno cree en Dios y vivir como si Él no existiera: uno debe honrar a Dios con la oración cotidiana, con la asistencia a las Misas (que son los encuentros comunitarios con Dios) y la realización de buenas obras en Cristo.

El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio de un solo Dios en tres Personas, misterio imposible de entender y de captar cabalmente, menos aún de explicar, pues se trata de la esencia misma de Dios, verdad que sobrepasa infinitamente las capacidades intelectuales del ser humano.

Cuéntase que mientras San Agustín se encontraba en una playa razonando sobre el Misterio de la Santísima Trinidad, vio a un niño tratando de vaciar el agua del mar en un hoyito que había hecho en la arena. Y al tratar de reprochar al niño por intentar tal imposible, el Niño le replicó: “No más imposible de lo que es para ti entender o explicar el misterio de la Santísima Trinidad”. Y con estas palabras el “Niño” desapareció. Así es nuestro intelecto: muy limitado para tratar de explicarse verdades infinitas como el misterio Trinitario.

Es por ello que el misterio la Santísima Trinidad no puede ser conocido a menos de que Dios nos lo dé a conocer. Y Dios nos lo ha dado a conocer al revelarse como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo: Tres Personas distintas, pero un mismo Dios.

Sin embargo, lo importante de este misterio central de nuestra fe no es explicarlo, sino vivirlo. Y aquí en la tierra somos llamados a participar de la vida de Dios Trinitario de una manera oscura, incompleta, pero en el Cielo podremos vivirlo a plenitud, porque veremos a Dios tal cual es.

(Versión libre tomada de la Red).

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Oración: “Tanto amor me sobrepasa”.

Por Mervy Enrique González Fuenmayor.

Tomada de su versión original del martes 05 de agosto de 1997.

Trasladada a la red el miércoles 11 de febrero de 2009.

Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

(Fragmentos elegidos de la sección: «MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…» que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).


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ORACIÓN —

Gracias, Padre.

Tu amor al Hombre

se llama Jesucristo.

Con él me has regalado

lo más profundo de tu ser.

Él es tu salvación en mí,

¡qué insondable es tu amor!

Hazme sentir esta alegría

en lo profundo de mi corazón.

Crece tú en mí, Señor

y haz disminuya yo.

Tú eres simiente de vida

sembrado en mi corazón.

Crece tú en mí

y haz que disminuya yo.

¿Hay acaso alegría más grande

que ser aurora del sol?

Señor, dame de esa agua.

Tú eres mi pozo.

De ti quiero beber el agua viva,

el amor y la gracia del perdón,

de la paz y de la justicia.

Mis labios tristemente

se saciaron en fuentes corrompidas,

dame, Señor, del agua

que brota de tus ojos fresca y limpia.

Busco tu vida en plenitud.

El hombre busca vida en plenitud

Y Tú, Señor, te ofreces a ser

manantial de vida para el corazón que cree.

Tú eres mi Pascua verdadera,

mi gozo en clara fuente.

Gracias, señor Jesús, por tu bondad

en este día nuevo que amanece.

Amén y amén.



— APLICACIÓN A NUESTRA VIDA —


ES EXTRAORDINARIAMENTE HERMOSO Y MARAVILLOSO en este momento sostener una conversación con Dios. Sentir cómo su presencia va penetrando todo nuestro cuerpo, cuando nos acercamos a Él con un corazón contrito arrodillados en su presencia, glorificando su santo nombre y abriendo nuestra mente, cuerpo y espíritu, nuestro corazón a su Palabra y nos dejamos tomar por esa presencia hermosa que está frente a nosotros con sus brazos extendidos, con una mirada de amor y presto a seguir dándonos su misericordia, su paz y su amor. Por ello, hermano y hermana que me lees, debemos vivir una vida llena de paz, con alegría y con paz contagiosa. El Señor es el camino, la verdad y es la paz, pues Él es manso y humilde. Señor Jesús, príncipe de la paz y fuente de alegría. Sé que la alegría y la paz son obras del espíritu de amor que procede de ti y de tu Padre. Sé que la alegría y la paz son tu felicidad. Yo ando buscando la felicidad, a veces la encuentro y a veces no. Otras veces, Señor, pierdo la felicidad que un día encontré. Yo tengo, Señor, muchos motivos para vivir en alegría y en paz. No hay guerra en mi patria, tengo trabajo, tengo salud, tengo familia, soy cristiano. Tú me devuelves la paz, cuando después de pecar me arrepiento. Me devuelves la alegría cuando la tristeza invade mi alma. Tengo paz y alegría. Pero esa paz y alegría que me hacen feliz, no pueden quedar guardadas en una vitrina, en un armario, ni en mi corazón, ni en las cuatro paredes de mi pequeño hogar. Esa paz y alegría que tú me obsequiaste inmerecidamente, es tu paz y tu alegría. Tus dones son los que me hicieron feliz. Pero tus dones, Señor, son para expandirlos, multiplicarlos, cómo la buena semilla hambrienta de buena tierra. Sería yo un infeliz si no hiciera feliz a otros, aunque fuera a uno solamente. Señor Jesús, príncipe de la paz y fuente de alegría, dame la perseverancia de pedir a tu espíritu la fuerza para poder cumplir con tus obras .Dame el deseo y la perseverancia para comunicar los demás los bienes que tú me has dado gratuitamente, como siempre nos das tus cosas. Como siempre te nos das tú mismo. Haz que la felicidad que tengo por vivir tu paz y tu alegría se contagie a mis hermanos. ¡ÁNIMO!, ¡GOZO!, ¡ALEGRÍA!



— NOTA DEL AUTOR —


AMIGOS Y AMIGAS, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— «DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO». Es decir, nuestro permiso y autorización. El Señor es un caballero, y estará siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y que pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales.

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